martes, 13 de mayo de 2008

LOS VISIGODOS






La Península Ibérica, al igual que los demás territorios del Imperio Romano, sufrió diversas invasiones de los pueblos del Norte de Europa, siendo conquistada finalmente por los visigodos, quienes crearon un poderoso reino que duraría más de 250 años, hasta el año 711, cuando la invasión musulmana lo hizo desaparecer.
Estos nuevos hispanos eran grande guerreros, pero muy primitivos. Fueron aprendiendo de los hispanorromanos y acabaron hablando el latín y practicando el cristianismo, que era la religión de los que vivían en la Península ante de que ellos llegaran.
Hacia el siglo V d.C. (después de Cristo) los visigodos eran ya un pueblo romanizado, que se consideraba a si mismo heredero de la antigua Roma. Toledo fue su capital.




Durante el tiempo en que los visigodos controlaron la península (466-711), lo que no lo llegaron a hacer del todo, se mantuvieron las divisiones territoriales romanas. Los godos controlaron políticamente Hispania, en el 466, desde su capital en el sur de Francia: Toulouse (reino de Tolosa). Pero no tienen la suficiente fuerza política para imponer otra división territorial, a pesar de que en el 507 fijan su capital en Toledo. A fin de cuentas, su dominio se basaba en las relaciones de vasallaje. Desde el 554 los bizantinos controlan parte de la franja costera mediterránea, y los suevos la Gallaecia.
Será Leovigildo quien intente hacer un reino territorial, acaba con el reino suevo y echa a los bizantinos en el 622. Se forma así la idea de una comunidad histórica de origen romano: Hispania. Suíntila logrará la territorialización del derecho a través del Fuero Juzgo, creándose así el reino godo de España. Pero se mantiene la división territorial imperial, las cinco provincias romanas de la península, a la que se añade la provincia romana de la Narbonense, que también controlan. Al frente de cada provincia se pone un rector provinciae, más tarde sustituidos por los duques, con funciones civiles y militares. Pero como no se dominaba todo el territorio fue necesario crear las marcas de Astúrica, Cantabria y Vasconia, como provincias independientes.
Por debajo de esta partición se encuentra la antigua división por ciudades, al frente de las cuales se pone a un conde, dependiente de un duque.
La organización de la Iglesia también es deudora, incluso en la actualidad, de las antiguas divisiones romanas. Los arzobispos residían en Braga, Mérida, Sevilla, Toledo, Tarragona y Narbona.
De todas formas, el control del territorio nunca fue muy eficaz. La ruralización de la sociedad, y la feudalización que permitió la formación de grandes señoríos territoriales, dieron al traste con ella. En el 711 el reino visigodo se desmorona ante la invasión musulmana

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